de idiosincrasias y prioridades.

La ciudad estaba desierta, cero congestión y las personas deambulaban como zombis o abducidos recién devueltos al planeta. Nosotros íbamos seguros sobre una 503 (ex amarilla que debió parar 2 minutos ante el recalentamiento del motor), porque Jan había revisado muy bien el recorrido y “por si las moscas”, llevábamos el mapa en mi bolsa (cartera).
Una vez abajo, el calor era insoportable e innecesario. Cuando cruzábamos una avenida para hacer el trasbordo leí: "Alcalde Labbe no destruya las palmeras de la Plaza Juan XXIII". Iba pensando en eso, cuando me encontré con una escena que me impactó: un coche de bebé abandonado y a su lado un bolso del cual salían muchas pertenencias. Lo único que faltaba era el bebé y su madre.
Llegamos al paradero de la 405 y tras una espera de 5 ó 10 minutos en que yo no dejaba de pasarme películas con respecto a la escena en cuestión, la micro apareció y era de las nuevas.
Luego sobre un “rápido” transantiago vi un mono feo con una placa que decía: Plaza Juan XXIII, y viendo las hermosas palmeras no entendí porque alguien podría desear eliminarlas, así que saqué la cámara para plasmarlas. Tiene alguien la respuesta.

Llegamos a destino y todo bien, teníamos el tiempo de viaje registrado. Después de una hora en que nos servimos algo, nos dispusimos a emprender el viaje de vuelta. Por supuesto el recorrido era el mismo pero a la inversa, o sea, 405 – 503.
Sin embargo, no todo era igual. El paradero estaba lleno y pasados los primeros 5 minutos no se divisaba ninguna micro. Sacamos el plano por si existía otra alternativa, y la gente se agolpó a nuestro alrededor por lo mismo. Jan entonces, descifró el plano para los que se muestran más interesados y entre varios deducimos que no existe mejor alternativa que esperar. Apareció entonces la primera máquina repleta. Y como no paró, un hombre exaltado se va contra nosotros por no tener una mejor alternativa y otro, un peruano que puso más atención, le explica que Jan es un transeúnte más, sólo que más informado. Pasaron la segunda y la tercera en las mismas condiciones y tampoco pararon. La gente en un intento de no se qué, bajó a la calle. La cosa se “chacreó” y nos vamos. Algunos también desisten y caminan hacia el metro Tobalaba. Yo no quise, así que caminamos y caminamos por la orilla del río. Nos detuvimos varias veces a hacer escala y tomar fotografías. Total... todos somos turistas y Santiago se ve más lindo descongestionado. Cerca de la Plaza de la India tomamos una 409 y luego hicimos trasbordo a una 503. Se nos fue el día.

Se me ha hecho tragicómico este "genial diseño de transporte mal parido" (o implementado a su suerte).
En patronato un (disciplinado) coreano enseña con el plano a sus empleadas a utilizar el transantiago y en cambio, por todos lados se ven turistas (chilenos) deambulando enfadados.
En fin, para algunos cuestión de planificación y paciencia, para los más... de desesperación y costumbre.

Pero ¿Por qué Labbe quiere destruir las palmeras? Será la envidia de no poder vivir tanto y en soberana paz como ellas.