Y Darío ya tiene seis años.

Todo salió de lo más inesperado. Darío cumplió seis años de un momento a otro. Era una fecha tan anunciada que se vino de golpe y galope. En un principio la idea era celebrar en su escuela el viernes 10 con todos sus compañeros. Luego se nos vino Mantagua encima, nos fuimos el lunes 06 y Darío no volvió hasta el jueves. El viernes si bien es cierto, igual fue a clases, no estábamos preparados para hacerle cumpleaños.

Por alguna desconocida razón, Darío, que se la había pasado hablando del día que cumpliría 6 años, estas últimas semanas no había vuelto a hablar del tema, ni a preguntar cuantos días faltaban, ni a preguntar la fecha. La cosa es que se vino el 11 de golpe y porrazo y él ni se enteró. Yo aprovechándome de eso, le organicé una pequeña fiesta sorpresa.
Primero invité a sus abuelos y + (de Temuco vino mi madre y de Rancagua mis suegros, su bis abuela y su primo Tristán con su papá).
El viernes con Jan fuimos a buscar ingredientes para pizza a la Vega, entramos clandestinamente porque ya estaba cerrada (Jan llegó tarde) y nos vendieron casi de favor, pero puras cosas ricas. También trajimos los dulces, pocos pero variados, al fin y al cabo eran sólo dos niños. De noche me quedé decorando algunos envases de plástico para que no se vieran irregulares o feos.
Y llegó el gran día, no sabíamos si decirle o no, pero al final le dijimos:
-Hijo ¿sabes a como estamos hoy?
-A 12 porque ayer fue 11
-No ¿Quién te dijo eso? Ayer estábamos a 10 ¿entonces hoy estamos?
- A Sábado
-Sí pero sabes qué sábado, sabes qué se celebra hoy
-El descubrimiento de América…
-No eso ya fue, piensa… mmm… ¿quién nació el 11 de noviembre?
-Cristóbal Colón
-No ¿quién nació el 11/11/00?
-Yo
-Sí,… y si hoy estamos a 11/11 otra vez ¿qué día es hoy?
-¿Mi cumpleaños?
-Sí
-¡Tengo seis años, tengo seis años…! (léase con una risa de oreja a oreja)
-Pero todavía no, porque tú naciste a las 16:20, yo te aviso.
De ahí en delante fue puro preguntarle que quería hacer, que quería almorzar (arroz y viensas) que quería de postre, en fin, y cuando llegaron las 16:20 le dimos abrazos y le entregamos regalos y él muy contento. Yo no lo podía creer ¿cómo era posible que un niño a sus seis años no pataleara por un cumpleaños y se conformara con un arroz con vienesas?
En eso llama la familia de Rancagua, vienían entrando a San Bernardo, entonces yo, que a todo esto estaba amasando y armando las pizzas, entré en pánico, mi mamá llevó a Darío al patio del condominio como el día anterior (viernes) pero ahora con juguetes nuevos. Jan y yo nos convertimos en los superhéroes del decorado instantáneo. Primero yo dictaba órdenes que él cumplía, mientras (yo) terminaba las pizzas y las metía al horno. Después me uní a la causa y fui disimulando toda pifia del departamento con decoración y dulces.
Las visitas llegaron, Jan fue a buscar a Darío al patio y Tristán espontáneamente se encargó de decirle ¡Sorpresa... Feliz cumpleaños!
Pero Darío con su parquedad típica frente a las emociones fuertes pareció no ver la fiesta, en cambio, se le pusieron brillosos los ojos con las visitas (primo incluido) y con los abrazos y las felicitaciones.
La cosa es que la pasaron bien y todo estuvo estupendo hasta que llegó la hora del "Cumpleaños Feliz" y de la torta, porque ahí me salió con que no quería torta y cuando se la puse enfrente para la ceremonia de apagar las velas, antes de que cantáramos, se hizo el que estornudaba y me apagó la vela (risa general). Pero después comió pizza (no quiso torta) y parece que a esa altura, era en parte hambre el amurramiento, porque ahí se volvió a animar.

Aprovecho de pedir disculpas a todos quienes lo llamaron felicitándolo y no recibieron muy buena acogida, pero parece padecer de timidez ante las cosas emotivas, parece que emocionarse lo pone demasiado nervioso y malhumorado. Los que lo conocen lo suficiente sin duda entienden.

Salu2 muy afectuosos.

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