4/21/2006

Pajeo matinal

Hoy día amanecí a lo menos, como diría Patty Perez: pajera.
Eso mismo, amanecí con paja, para quien no entienda o quiera entender otra cosa: con flojera y desgano. Lo bueno “ERA” que estaba Jan y me podría regalonear y todo iba bien hasta que "sacudió unas migas de sobre la cama", tirándolas al piso en vez de aspirarlas. Sí, tal como se lee, eso fue fatal... y es que, casi no hay nada más odioso que limpiar bajo nuestra cama pues, ésta no cabe dos veces dentro el dormitorio y la muy inútil tampoco tiene patas, es lo que llaman "americana", por lo tanto, tampoco se puede revisar bien sin moverla, en fin… pasó que me desanimé más y el hecho que estuviera Jan, ya no "era" bueno.
Salí…
Pocos tenemos la suerte de saber lo estupendo que es caminar cuando algo nos molesta.
Me fui por Yungay directo hasta Chacabuco, porque iba al BCI que queda en esa calle, pero llegando a San pablo.
De primera seguía pasando revista a mi repugnante mañana, sin embargo, de a poquito la nueva escenografía me fue absorbiendo, y los sonidos entrecortados que emanaban de las puertas abiertas de las desconocidas casas de Chacabuco, fueron como un bálsamo, una anestesia que me hipnotizo, sacándome del plano real, al imaginativo y así me dedique a observar como cambia la arquitectura y el ornato a lo largo de una misma calle.
Al comienzo (norte), es más residencial, por lo mismo las casas están más pintadas, de hecho están muy coloridas pero tienen muchas rejas (puertas y ventanas), tienen jardines en la vereda con flores y todo y muchas veces plantas en las ventanas.
Luego viene una o dos cuadras un poco menos ornamentadas, más discretas y con algunos locales de servicios como ínternet y otros. Por último, llegando a San pablo, casi han desaparecido las rejas, en cambio, el aspecto deja mucho que desear, las pinturas están desgastadas y no hay ornamentación y sí basuras en las veredas y rallados en las paredes. Hay mucho más trajín y hasta algún ambulante.
A esta altura mi nivel de abstracción es tal, que pasé del BCI como si nada y cuando estoy a punto de cruzar San Pablo, veo en la esquina, en el letrero de la enumeración que me pasé, retrocedo un poquito y ahí está por la vereda del frente, nada imponente, sino más bien feito mi destino.
La cosa es que hago el depósito y a pesar de que tengo un pequeño accidente, decido volver por Herrera (paralela a Chacabuco), específicamente por la “feria de Herrera” y ahí voy de nuevo hipnotizada, pero esta vez por colores y texturas procedentes de frutas y verduras que brillan frente a mis ojos. Compro un kilo de peras por aquí, uno de limones por allá, unos pepinos (si mi suegro leyera diría: guacala!!!) una acelga superdotada, enorme e incomodísima y por último una lechuga también gigante. Entonces decido que estoy lo suficientemente cargada. Y con la acelgota en un brazo y los varios kilos en la otra mano, emprendo el viaje de regreso, el cual no logra cautivarme y por el peso de las compras se me hace eterno, no hay sonido, ni imagen que pueda sacar a mi cerebro del pensamiento constante: quiero llegar luego.
Poco más de la mitad del trayecto estoy acalorada y me acuerdo de algo que me causa risa. Es tan incómodo aguantarse una carcajada. Me acuerdo de un día cualquiera en que alegaba que “me traspiraba el bigote”, haciendo alusión a que estaba acalorada.
Pronto paso por fuera de una carnicería que está a tres calles del condominio (me queda poco) y recuerdo que Jan había dicho que de vuelta de la feria podía pasar a comprar carne, que creeerá... que soy un ¡¡¡pulpo!!!. Maldición… ahora si que no aguanto el deseo de reírme, sin embargo, me acuerdo que cuando llegué a vivir al último barrio en Temuco, alguna vez no aguanté mis incoherentes e irónicos pensamientos y me reí sola en la calle, donde aún no me conocían y al tiempo me enteré que las demás niñas de mi edad (10 años) hablaban de mí como “la loca”. Además con los años no serían las únicas que me tildarían así, me costó mucho quitarme ese “seudónimo” de encima en el liceo y creo que fue por lo mismo. No, definitivamente no era buena idea resucitarlo.
Me aguanté la risa y llegué a casa cansada y medio disgustada nuevamente...
¿Cómo pueden unos pequeños químicos en nuestro cerebro hacernos sentir tantas cosas tan distintas entre si y en tan poco tiempo?

4 comentarios:

  1. Cuando paso harto tiempo sin vistar blogs, voy leyendo uno a uno cada post, y dejando de a poco "mis huellas o rastros en ellos"

    Obviamente que me perdí con tanto nombre de calle y caminatas. De hecho, no conozco mucho por nombres de calles, sino por los locales que ahí hay, o por una estación de metro que quede cerca, etc.

    Yo soy de las que se rien y hablan solas en la calle, últimamente me las canto todas gracias a mi fiel reproductor de mp3. Más de una vez he descubierto, que cuando yo canto, es otra persona la que se rie.

    Nombraste la feria, y me acordé que ando antojadísima de piña natural, acompañada de helado de piña. Espero tener tiempo mañana de ir a comprar y prepararlo (mi relación con la cocina no es muy cercana, debido a mi poco tiempo, pero cuando cocino, lo hago con ganas y lo bueno es que nadie muere).

    Me voy a dormir una siesta. Anoche no dormí nada.

    Cariños

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  2. jajaa!! En realidad no sé para qué ni por qué le pongo tanto nombre de calle a mi relato.
    Al bci iba a pagar el seminario.
    Salu2 Valeria.

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  3. Hola Loquita,

    No debería postearte, en realidad, dps de la media cagá que dejaste en mo blog... Pero en fin, eres cizañera (como tú misma dices) y punto. Algún día me voy a vengar.

    Oye... "Pocos tenemos la suerte de saber lo estupendo que es caminar cuando algo nos molesta." Yo creo que hay N gente que sabe lo estupendo que es. Y me inclino a pensar en que cada día hay más personas que caminan, contrariamente a lo que se piensa. Eso es lo que veo a diario en los parques de gran parte del sector oriente de Santiago.

    Y en sectores como el centro, por ejemplo, la gente no camina disfrutando. Camina apuradísima, pero de vez en cuando ves a alguien como tú, mirando para arriba los pajaritos, al resto de la gente, y pensando en la paja que tuvo en la mañana.

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  4. No me di cuenta que te molestaras tanto, no lo demostraste en tu blog... tus palabras sobre venganza dan para volver a sembrar la discordia, jajaja!!!
    No, jamás volveré a meterme así, en tu forma de pensar. Allá tú si te haces mala sangre o te quieres vengar.

    "Y en sectores como el centro, por ejemplo, la gente no camina disfrutando. Camina apuradísima, pero de vez en cuando ves a alguien como tú, mirando para arriba los pajaritos, al resto de la gente, y pensando en la paja que tuvo en la mañana".
    Sí somos pocos.

    Leru leru!!!
    :P

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