Voy a contarles sobre mi almuerzo porque realmente fue un buen
descubrimiento.
Me debatía interiormente sobre qué hacer de almuerzo, cuando sentí un imaginario sabor a crema de choclo en mi paladar. Entonces supe lo que quería y listo.
Me debatía interiormente sobre qué hacer de almuerzo, cuando sentí un imaginario sabor a crema de choclo en mi paladar. Entonces supe lo que quería y listo.
Como aún no hay choclos por doquier ni
cosa alguna y además estaba sobre la hora (mi hija come temprano), hice lo siguiente: tomé una cebolla,
la partí en unos 8 trozos y la llevé a la picadora (o procesadora), ahí
quedó entre picada y hecha puré, la puse a saltearse en aceite de oliva a fuego
medio. Luego en la licuadora puse el contenido de una bolsa de choclo desgranado congelado, el contenido de una cajita de
crema de leche (líquida no espesa), media taza de hojas de albahaca (que fue lo
que pude salvar), una cucharadita de sal y un huevo chico. Le di a la función
smoothie (que es muy violenta) como un minuto y después le agregue la cebolla
que ya estaba medio transparente.
Quedó como una verdadera crema, un
smoothie de choclo digno de ser tomado con bombilla (o pajita), sólo en apariencia eso si; y de un
color verde limón hermoso.
Lo devolví a la sartén en que había salteado la cebolla y lo fui revolviendo hasta que se coció. Quedó rico, rico de veras. Pero la única testigo es mi Leonela.
Lo devolví a la sartén en que había salteado la cebolla y lo fui revolviendo hasta que se coció. Quedó rico, rico de veras. Pero la única testigo es mi Leonela.
Para acompañarlo simplemente cocí papas e
hice una ensalada de porotos negros con tomate y cilantro.
Con Leonela lo disfrutamos mucho.
A ver quién se atreve. Saludos.
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