De pronto frente a frente cuatro ojos desnudos cruzan miradas.
Decepción para ella al ver a su “hombre triste” llegando con una picaresca sonrisa. Decepción para él al ver que la figura de Laura adquiere colores de frente al sol y se ve complacida.
¿Por qué se ve tan feliz él? ¿Por qué se ve tan presuntuosa ella? ¿Por qué sin medir palabras ambos sienten que han sido engañados?
¿Dónde quedó el hombre triste, indefenso que ella sueña proteger? ¿Y dónde la virgen insatisfecha, endurecida que él sueña derretir?
Laura entra rauda. Mario baja la cabeza. Ninguno acepta lo que ha visto.
Todo se disolvió.
Ambos se ciegan y siguen fieles a los personajes que sus mentes inventaron y es ella quien deja caer una nota para verse en algún lado.
Nunca lo harán a la luz
Nunca se dirán nada
Porque mientras su amor sea tabú
La pasión será desenfrenada.
Ticha...
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Porque mientras su amor sea tabú
La pasión será desenfrenada.

lo definitivo con las paradojas es que rara vez son definitivas, mutan y son mudas, y puedes verlas en cualquier sitio cada vez que ellas se dejen ver. Mario lo sabe, ella también.
ResponderBorrarLo que sucede Héctor, es que antes de esta historia, yo había escrito dos más (Paradoja I y Paradoja II), por eso el título de esta, porque me aburrí de estos dos personajes. Por ahora al menos.
ResponderBorrarSaludos.
Ticha: no importa que te hayas aburrido de los personajes, recuerda que la vida está llena de paradojas, siempre habrán Marios y Lauras, ambas lo sabemos ¿no es así? Pero seguí escribiendo, no dejés que se disuelvan tus palabras. Chantal.
ResponderBorrarCuriosidad por saber qué le escribió en la nota Laura a Mario.
ResponderBorrarCreo que los conozco a ambos.
Alfie en la nota dice: Marin 014.
ResponderBorrarEso.
Salu2.